HOY HE VUELTO A DESPERTAR
Hoy he vuelto a despertar
desde las aguas marchitas, secas, de los ríos.
Hoy he vuelto a despertar
tras un cielo oscuro, quizás desde un recuerdo nublado.
En esas montañas sin nieve a pesar del invierno,
desde el frío atemperado he despertado, sin ti.
Desde los besos impares que tantas veces me regalaste
en las noches lluviosas, en aquel tiempo que me amabas.
Aquellos, los pares, los guardabas y me decías
para cuando no estemos juntos y te eche de menos.
Recuerdo cómo te sentabas entre las rocas y contemplabas el mar,
la brisa te recorría el cabello y tú sonreías a cada momento.
Cuántas palabras salían de tu boca inquieta, diciéndome esto o aquello,
cuántas miradas furtivas me dirigías pensando que yo no me daba cuenta.
Cuánto te quería entonces y cuánto me dueles ahora.
Cuánto anhelo la lluvia, la lluvia de tus caricias en mi cuerpo,
la tormenta con la que me arrastrabas entre suspiros y sollozos,
aquella furia que se desencadenaba cuando no éramos los mismos,
entre la pasión y el amor, entre pantanos desbordados
y paisajes desdibujados por el sudor.
Se te desnudó la sonrisa……; se te desnudó,
aún recuerdo aquella mañana inefable,
te la dejaste olvidada entre los colores claros de mi cómoda.
Labios que fueron míos en otro tiempo,
almacén de besos desaparecidos,
quisiera extirpar todo este dolor pero no sé cómo hacerlo.
Quisiera engendrarte de nuevo,
y revivir desde la carne, volver al pasado,
poseer lo que nunca fue mío
pero no dispongo de un útero materno.
Quisiera regresarte a este momento
y recuperar el contacto de tu piel,
dejar de abrazar el aire etéreo
que me consume en este infinito lamento.
¡Ay, cómo quisiera materializar los recuerdos
y unirlos todos en ti, en mí, y en el ahora!
Antes de abandonar toda esperanza
que poco a poco va desvaneciéndose
entre las sombras,
confundiéndose con los sueños.
A veces me pregunto si sólo fue eso.
Hoy he vuelto a despertar
como cada mañana,
entre bancadas enormes de tristes aromas pasados,
comprendiendo que sólo puedo compartir contigo
este mismo aire que respiro,
y eso me duele más todavía.
Tenerte tan lejos y tan cerca a la vez.
Convertido en un nuevo Tántalo,
pretendiendo tocarte,
besando un holograma de tu imagen
sin querer entender que has desaparecido.
O en un triste Prometeo
encadenado a esta roca corpórea
donde un inmenso dolor eterno me arranca
hasta el último organismo vivo de mi ser.
Es demasiado el castigo por haberte amado.
No entiendo de magia ni de conjuros,
llegar a ti desde pócimas
rescatadas del olvido,
y convertirme en el otro, en ese otro
a quien depositas los besos que un día me pertenecieron.
Y sentir de nuevo ese intenso escalofrío,
que sólo tú me producías desde la nuca al talón,
y como en otros tiempos, volver a la vida,
sentir de nuevo tu aliento, puro, cálido.
Renunciar a mí y a todo lo que soy,
renunciar a la palabra que no te consigue,
olvidar esta alma atormentada
y despojarme de este cuerpo que no te retuvo.
Convertirme en el otro, impuro, sí,
pero a tu lado siempre,
y escuchar nuevamente de tu boca
aquella sonrisa de arco iris,
que tantas veces inventé.
Y arrojarme de nuevo en tus brazos
y recordar tus labios en los míos
y……………….
Seguir, sí.
Sufrir mi propio destierro carnal,
y continuar tú y yo a solas, pensamiento,
pues sólo me acompañarás tú
en mi nueva búsqueda …..
búsqueda de nuevas imperfecciones materiales
creada por los dos, al unísono,
hasta revelar una nueva identidad que triunfe
que me asegure, que nos asegure,
que consiga devolverla
a este lado de la realidad.