De lunes a domingo
Desde las aceras vacías que vaticinaban la lluvia,
y tras un suelo mojado, descubro cristaleras salpicadas de barro,
marquesinas que reflejan miradas perdidas de rostros cansados.
Son pequeños paraísos de rosas grises
y libertad vigilada con pensamientos inacabados
a los que puedo acceder y leer: “Abierto hasta las 17 horas”.
Mientras caminas entre un rumbo fijo y otro deforme
con voz destemplada pides permiso,
pretendes observar tonos ocres y maniquíes
que te acechan a plena luz y examinan
tu sonrisa entre perdida y recuperada.
Sin embargo, tú eres distinta,
no eres otra rosa gris de arresto domiciliario
o libertad vigilada. Tus pensamientos
se transforman en palabras que acarician mi oído
y en tu sonriente mirada alegre escucho:
“Abierto de lunes a domingo y festivos,
de Enero a Diciembre, en Navidades y Pascua
o demás períodos vacacionales,
pues mis 24 horas son sólo para ti”